6. LA POBLACIÓN MUNDIAL: MODELOS DEMOGRÁFICOS Y DESIGUALDADES ESPACIALES.
Cómo construir una pirámide de población?1.- INTRODUCCIÓN: LA GEOGRAFÍA DE LA POBLACIÓN
Cualquiera que sea el prisma desde el que se estudie la Geografía Humana parece claro que el comportamiento demográfico de la población juega un papel esencial en el complejo mundo de las relaciones ser humano-medio. Los efectivos humanos son el elemento más importante de las estructuras territoriales, y, sin duda, los protagonistas de la Geografía Humana. Una rama de ésta, la Geografía de la Población, se encarga del estudio de todos los aspectos relacionados con la población.
La Geografía de la Población es una rama de la Geografía relativamente reciente. La Geografía clásica se preocupó más de la huella dejada por el hombre en el paisaje que del propio hombre. En las últimas décadas, sin embargo, se ha vuelto la vista hacia el protagonista.
El estudio de la población se realiza desde numerosas ciencias (Historia, Sociología, Demografía...) con planteamientos diversos, pero en ocasiones concurrentes. Dentro de la Geografía, desde el XIX se da una evolución que lleva, desde enfoques cuasi etnológicos hasta la actual Geografía de la Población, que ZELINSKI define como “aquella ciencia que trata de los aspectos espaciales de la población”. Con todo, la Geografía de la Población no es una materia independiente, sino una parte de la Geografía, un elemento de la Geografía Humana, que cada día es más considerada como una ciencia social, que se ocupa de estudiar las sociedades humanas a través del espacio que organizan. Así, y definiendo con más precisión, el papel de la Geografía de la Población es, según NOIN, “descubrir y comprender la sociedad a través de las relaciones del hombre y el espacio: distribución, movimientos y diferenciación en el espacio”.
Por tanto, son muchas las categorías que pueden ser estudiadas. En este estudio se verán en los que pueden denominarse temas básicos de la Geografía de la Población: la desigual distribución espacial de los seres humanos; los movimientos, tanto naturales como espaciales (migraciones), de la población; y los factores de crecimiento de la población, que llevan a señalar también, entre otras cuestiones, los problemas de adecuación entre población y recursos y las políticas demográficas que se llevan a cabo.
Comenzaremos con la desigual distribución de la población, que marca una consideración estática del estudio, para luego pasar a analizar las cuestiones más dinámicas (crecimiento y movilidad), que nos permitirán llegar a las conclusiones sobre la realidad presente (y futura) de la población mundial.
2.- LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL: DESIGUALDADES ESPACIALES
El aspecto de la distribución espacial de la población es un tema que, frente a otras disciplinas que estudian la población, ha interesado especialmente a los geógrafos. Durante mucho tiempo incluso constituyó su principal campo de investigación en los temas de población. Hoy ya no es así, pero una ojeada a diversos manuales de Demografía y de Geografía de la Población muestra que una de las diferencias entre ellos es que el tratamiento de la distribución espacial de los seres humanos es casi exclusiva de los segundos. Aun cuando no debe exagerarse y llegar a plantear, como algún autor ha afirmado, que “la distribución espacial de los hombres es el tema esencial de toda la Geografía y la esencia misma de su campo de investigación”, no cabe duda de que es un tema fundamental para la Geografía de la Población.
Nunca conoceremos con precisión absoluta cuántos son los habitantes del planeta, y no sólo por los problemas estadísticos del recuento, sino porque las cifras de población están en constante cambio. No obstante, nunca ha habido un conocimiento tan exacto de los seres humanos que pueblan la Tierra como en el presente, aunque sepamos que nunca conoceremos exactamente el número, y que en el espacio que media entre la publicación de unas cifras y su lectura la realidad ha cambiado.
Como veremos, la población actual estimada es de unos 6.300 millones de personas. Sin embargo, esta población no se distribuye de forma homogénea sobre la superficie terrestre, sino más bien, como decía LEVASSEUR, “como las estrellas y planetas tal como las vemos en la bóveda celeste”.
2.1.- La cartografía de la distribución de la población y el poblamiento
La vinculación entre Geografía y Cartografía es evidente. La representación cartográfica resulta también esencial en el caso de la Geografía de la Población. Antes de pasar al estudio de la distribución espacial de los hombres, parece interesante por tanto ver brevemente algunos de los sistemas de representación más usuales:
· los mapas de localización de población absoluta son los más sencillos, y resultan muy gráficos. Consisten en representar el volumen de población por medio de puntos, en unidades espaciales concretas. Los puntos (que pueden llegar a ser esferas) son de tamaño proporcional al número de personas que representan. Da una buena imagen de la distribución de la población, como se puede ver en el DOC. 1
· también son muy usados, ya desde mediados del XIX, los mapas de densidad de población. Este concepto es muy utilizado en Geografía de la Población, y se refiere a la relación entre el número de habitantes de un territorio y su extensión superficial (habitantes / km2 –o milla cuadrada en el mundo anglosajón-). Son muy expresivos, aunque para ámbitos territoriales muy extensos resultan de gran imprecisión. Así, decir que la densidad media del planeta es de 40 habitantes por kilómetro cuadrado indica muy poco de los hormigueros humanos del sudeste asiático y de la desierta Antártida. Son útiles por tanto para delimitaciones pequeñas, como barrios, municipios o regiones, como se ve en el DOC. 2. Los mapas de densidad son de coropletas (tramas o colores). Los mapas de isopletas, consistentes en unir mediante isolíneas los puntos de igual densidad son muy poco utilizados
· los mapas anamórficos o cartogramas son muy útiles por su valor pedagógico, al representar las unidades que se analizan (países, provincias...) por medio de figuras geométricas proporcionales a sus efectivos demográficos, como se ve en el DOC 3
Además de los métodos cartográficos, es evidente que en el estudio de la distribución de la población se utilizan numerosos métodos estadísticos, que completan la visión de mera localización. Para España, los datos se pueden encontrar detallados en las distintas publicaciones y en la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE).
2.2.- Heterogeneidad en la distribución de la población
Al observar la distribución de la población sobre la Tierra (DOC 4) salta a la vista que hay una gran desigualdad entre unos lugares y otros. Se calcula que en tan sólo un 5% de las tierras emergidas se encuentra aproximadamente la mitad de la población del mundo. Sobre esta distribución de la población en el mundo pueden hacerse múltiples consideraciones, como que:
· más del 90% de la población mundial vive en el Hemisferio Norte
· el continente euroasiático acoge a más del 75% de la población
· hay dos correlaciones claras, que han sido puestas de manifiesto por distintos autores, como STASZEWSKI: la población tiende a concentrarse en las costas y en las zonas bajas. En el DOC 5 se puede ver el modelo
Así, lo que existe es un mundo de grandes áreas “vacías” de población (desiertos demográficos) y áreas que soportan grandes aglomeraciones de personas. Vamos a verlo a nivel general, pero esta misma heterogeneidad se pone también de manifiesto en niveles territoriales más pequeños. Así, en un país cualquiera se manifiestan grandes contrastes, como se puede ejemplificar en China, donde la densidad de población de la región noroeste es de unos 25 habs/km2, mientras la de la región del este es de unos 450. Más significativa es todavía la diferencia si el detalle es mayor, y así, Shanghai tiene cerca de 2000 habs/km2, mientras el Tíbet tiene sólo 1 hab/km2. La diferencia entre los espacios urbanos y rurales es quizá la más significativa.
2.2.1.- Las grandes concentraciones
Hay cuatro grandes focos que constituyen las áreas más pobladas. Ocupan menos de la décima parte de las tierras emergidas, pero suponen más del 60% de la población mundial:
· Asia Oriental es el más destacado con diferencia, ya que alberga casi la cuarta parte de la población mundial. Destacan por su número de habitantes China, y en segundo lugar Japón. En relación a las densidades, las mayores están en las grandes llanuras aluviales, deltas, costas y valles. Es una zona que es cuna de antiquísimas civilizaciones, en las que una agricultura intensiva ha sido el sostén principal de la población
· Asia Meridional constituye el segundo gran foco, con casi un cuarto de la población mundial. De nuevo encontramos países con un elevado número de habitantes, como India, Indonesia, Pakistán o Bangladesh. Es el área geográfica monzónica, y también es cuna de antiquísimas civilizaciones agrícolas
· Europa (incluyendo la parte europea de Rusia) ocupa el tercer lugar, con cerca del 10% de la población mundial. Frente al caso asiático, las partes más industrializadas y urbanizadas son las más densamente pobladas (Inglaterra, Alemania, Benelux)
· el noreste de Estados Unidos es el cuarto gran foco. El carácter de urbanización es todavía más marcado que en el caso europeo: entre la costa atlántica y la región de los Grandes Lagos hay un continuum urbano que ha venido a llamarse megalópolis
Otros focos importantes son el valle del Bajo Nilo, la región del río de la Plata, el eje Sao Paulo-Río de Janeiro, la ciudad de México y su región urbana, los altiplanos andinos, la costa del golfo de Guinea y África centro-oriental, la región de Los Ángeles-San Francisco... En la actualidad se observa un estancamiento del crecimiento natural de las poblaciones de Europa y Estados Unidos, frente a uno muy vigoroso en los países menos desarrollados. Además de la población asiática, el continente africano está viendo aumentar espectacularmente su población, aunque por las bajas cifras de partida, ésta no es todavía comparable en número a la de los casos citados. Como veremos, en buena medida, este estancamiento del crecimiento natural se palia con los movimientos migratorios, que van desde los países menos desarrollados a los desarrollados.
2.2.2.- Los vacíos demográficos
Frente a estos “hormigueros humanos” existen vastas áreas de la Tierra muy débilmente pobladas, y auténticos vacíos demográficos:
· el conjunto de tierras frías de los dos Hemisferios: en los inmensos inlandsis de la Antártida y Groenlandia sólo existen algunas bases científicas. Lo mismo ocurre en la banquisa del Ártico. La franja septentrional de los continentes americano y asiático es prácticamente un desierto humano, en el que habita una pequeña población muy dispersa, que tradicionalmente ha vivido de la caza, pesca, ganadería de renos... y que hoy va abandonando sus actividades tradicionales
· las grandes zonas desérticas son también poco favorables para la vida. La escasez de agua dificulta la agricultura y la ganadería, que llegan a ser imposibles. El interior de los grandes desiertos, como el Sahara, son vacíos demográficos absolutos. La población existente suele aparecer vinculada a la presencia de oasis, y más recientemente a las explotaciones petrolíferas y mineras. Las formas de vida son nómadas. El interior del continente australiano es un ejemplo de zona poco poblada, sólo superada por la Antártida
· en las selvas de la zona tropical húmeda existen también amplias áreas despobladas, como la Amazonía, la Cubeta del Congo o Nueva Guinea, que cuentan con técnicas rudimentarias, mientras en estas regiones sólo un alto nivel de desarrollo permite la ocupación
· por último, existen áreas montañosas que constituyen verdaderos desiertos humanos, aunque la generalización es más difícil, puesto que también hay regiones montañosas con un nivel alto de población, como los Alpes o los Andes tropicales
2.3.- El análisis de las razones de la desigual distribución
Más importante sin embargo que la descripción de la realidad es el tratar de explicar el por qué de esta distribución espacial. Aun cuando no se puede precisar con exactitud, sí pueden verse algunos de los factores más importantes que inciden sobre esta distribución. Habitualmente se diferencian factores físicos y humanos, y dentro de éstos, los económico-sociales y los demográficos.
Es evidente que el medio físico ejerce una gran influencia en la distribución. Los grandes vacíos lo son esencialmente por resultar hostiles desde el punto de vista físico. No obstante, su importancia disminuye conforme aumenta el nivel tecnológico. Entre estos factores físicos están:
· el clima, que es el elemento más influyente. El frío extremado, el calor elevado y húmedo y la aridez extrema son adversos al asentamiento humano. Aunque cada día es más posible vencer estas dificultades por medio de la técnica, el empleo de medios artificiales se limita todavía al asentamiento de pequeñas poblaciones de carácter restringido (misiones científicas, colonias para la explotación de un recurso...)
· el relieve, que es también decisivo. Una mayoría de la población mundial vive por debajo de los 500 metros de altitud, mientras sólo un 1’5% lo hacen por encima de los 2000 metros. Algo similar ocurre con la distancia a la costa. Con todo, los efectos del relieve son variados, y así, mientras en nuestras latitudes las montañas son un medio hostil a partir de determinada altitud, en las zonas tropicales de América la población se concentra en el altiplano
· además, habría que hacer alusión a las características de los suelos y a la vegetación, así como a la disponibilidad de agua, si bien están en gran medida en relación con los anteriores
Sin embargo, por encima de los factores físicos, que explican sobre todo los grandes vacíos demográficos, están los factores humanos, que podemos denominar históricos. Las sucesivas “revoluciones” que se han producido en el discurrir de la historia de la humanidad han hecho posible el aumento de la población, y también los movimientos migratorios posibilitados o incitados por él, con lo que han ido configurando la distribución actual. Así, sin duda, los factores históricos son mucho más importantes que los físicos. Entre ellos hay que destacar los avances económicos, que han sido decisivos: si el desarrollo de la agricultura y la ganadería fue el primer motor que cambió el ritmo de crecimiento de la población, la Revolución Industrial ha sido la causa de la explosión demográfica que ha conocido el mundo en los últimos tiempos.
En definitiva, una combinación de factores físicos (clima, relieve, suelos, vegetación), socioeconómicos (historia, organización sociopolítica, herencia cultural, ideología, economía, técnica) y estrictamente demográficos (natalidad, mortalidad, migraciones...) configuran en cada caso una determinada distribución de la población. La combinación de variables posibles es siempre compleja, y además cambiante, por lo que siempre hay que tener en cuenta que la distribución de la población no es algo estático o inmutable. Los factores que afectan hoy a esta distribución no son iguales a los de hace unos siglos, o incluso unos años, pero incluso los actuales varían para los países desarrollados y subdesarrollados, y así, los grandes movimientos migratorios intracontinentales están muy reducidos respecto al pasado, o el éxodo rural que se produjo tras la Revolución Industrial tiene ya poca importancia en los países más desarrollados. El gran nivel tecnológico permite que la agricultura se desarrolle “sin hombres”; el comportamiento de las poblaciones respecto a la natalidad ha cambiado, y las diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados son enormes...
Para el futuro, es previsible que los factores que hemos visto continúen influyendo, en distintas combinaciones, sobre la distribución de los hombres sobre la Tierra. La previsión es que las desigualdades que hoy existen no sólo no se suavicen, sino que incluso se agudicen, según los demógrafos de Naciones Unidas, que prevén un incremento de los procesos de concentración de la población.
En relación a ello, al estudiar un tema como la distribución de la población sobre la Tierra no puede dejar de plantearse un aspecto de vital importancia: la distinción entre población rural y urbana, que es sin duda la de mayor incidencia espacial. Aunque rebasa el marco de este estudio, sí parece conveniente al menos dejar esbozadas algunas ideas:
· la desigual distribución de las personas no sólo es cuantitativa, sino también cualitativa
· una de las características de nuestro tiempo es el incremento de la urbanización, pero conviene no olvidar que todavía la mitad de la población mundial es rural.
· en general, el reparto de las aglomeraciones urbanas en el planeta es muy desigual. Si se trazan mapas de ciudades a escala mundial, se aprecia que las concentraciones más importantes corresponden a los focos con mayores densidades de población. Pero para apreciar realmente las disparidades de la urbanización hay que utilizar la tasa de urbanización, que mide la relación entre la población urbana respecto al total
Por otro lado, hay que ver también que otra serie de medidas tienen un efecto decisivo sobre la distribución de la población. Al igual que a lo largo de la Historia se pueden encontrar múltiples ejemplos de decisiones políticas tendentes a dirigir la distribución de los habitantes en un país o región (por ejemplo, la política de repoblaciones de los reyes castellanos en la Edad Media), en la actualidad existen programas de redistribución de la población, guiados por objetivos diversos, como colonizar (hoy menos importante), reducir desequilibrios entre regiones (Brasilia), frenar el excesivo crecimiento urbano, reducir la presión demográfica en territorios frágiles desde el punto de vista ecológico, etc. Otras medidas son “negativas”, y tienen también efecto sobre la distribución. Una de las esenciales es la que alude a las medidas relativas a la inmigración.
Por último, queda señalar que en este epígrafe se ha puesto de relieve la heterogeneidad de la distribución de la población, pero mucho más importante que los contrastes señalados son los producidos por el distinto nivel de desarrollo que hay en el mundo, que en definitiva es económico.
3.- LOS MOVIMIENTOS DE POBLACIÓN: MOVIMIENTOS NATURALES Y MIGRACIONES
Hasta ahora hemos analizado la distribución espacial de la población considerada de forma estática, constatando que las personas se localizan sobre la Tierra de forma muy heterogénea, tanto en el número de efectivos como en la forma de los asentamientos, con un fuerte contraste entre lo urbano y lo rural.
Ahora vamos a centrarnos en las características de la población y en su movilidad espacial, para pasar en el siguiente epígrafe a ver el resultado final de todos los procesos, que se plasma en la evolución y crecimiento.
3.1.- La movilidad natural de las poblaciones
El movimiento natural de la población es el crecimiento o decrecimiento de la población de un lugar por causas naturales, esto es, por el balance entre la natalidad y la mortalidad. El crecimiento natural o crecimiento vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Este crecimiento puede medirse tanto en tasas como en valores absolutos.
Existen una serie de indicadores demográficos que permiten medir diferentes factores relacionados con el movimiento natural de la población: · la tasa de natalidad mide el número de nacidos vivos por cada 1000 habitantes, en relación con la población total, para un período determinado (habitualmente un año)
· la tasa de mortalidad es el número de defunciones por cada mil habitantes en relación a la población total para un período determinado. Dentro de ella un factor diferenciador es la tasa de mortalidad infantil, que es el número de niños fallecidos antes de cumplir un año por cada mil, en relación con el total de nacidos vivos
· el crecimiento natural, que, como vimos, puede valorarse en valores absolutos (nacimientos – defunciones) o relativos (tasa de natalidad – tasa de mortalidad)
· la tasa de fecundidad es el número de nacidos vivos por cada 1000 mujeres en edad de procrear (15-49 años)
· la esperanza de vida es la duración media de cada individuo de un grupo (se obtiene con el sumatorio de los años vividos por cada individuo entre el número de individuos)
· otros indicadores que permiten llegar a una mayor precisión
3.2.- La movilidad espacial de las poblaciones: las migraciones
Las migraciones son un hecho muy antiguo, tanto que habría que retrotraerlas hasta el origen mismo del ser humano. Los antepasados del homo sapiens se desplazaron ya, ocupando la práctica totalidad de las tierras emergidas, exceptuando la Antártida.
Los movimientos que realizan las personas en el espacio son muchos, variados en su forma y en sus motivaciones. Además, han sufrido cambios notables en su tipología y características a lo largo del tiempo. Así, no es fácil establecer una tipología, aunque generalmente se recurre a diferenciar dos grandes variables:
· movimientos habituales (de trabajo o relacionados con el ocio)
· movimientos migratorios propiamente dichos, que suponen que son definitivos o abarcan un período de tiempo considerable. Entre ellos hay que distinguir los interiores y los internacionales
Los que más nos interesan aquí son los movimientos migratorios, y fundamentalmente los internacionales, dada la escala de estudio que plantea el tema. Hay que distinguir entre emigración (salida de población de su lugar de origen) e inmigración (llegada de población a un lugar de destino). El saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración. Si es positivo, señala un crecimiento de la población; si es negativo, implica decrecimiento.
Las migraciones exteriores o internacionales son los desplazamientos que se producen entre Estados, y por tanto suponen un traspaso de fronteras. Pueden ser voluntarias o involuntarias. En muchas de ellas subyace un carácter económico, aunque las motivaciones políticas, sociales, religiosas, de seguridad... (refugiados, exiliados, deportados) son también fundamentales. RAVENSTEIN formuló ya en el XIX unos principios que se conocen como las Leyes de Ravenstein, en las que formulaba una serie de generalizaciones sobre las principales causas de las migraciones. Algunos siguen siendo válidos hoy día. Con todo, lo más interesante es que fue el primero en exponer, en su teoría de la atracción-repulsión, que los factores de atracción tienen un peso mayor que los de repulsión. Hoy parece claro que el deseo de las personas de “mejorar” sus condiciones de vida sigue siendo el factor esencial de la mayoría de migraciones, aun cuando no cabe olvidar las situaciones de los países a muchos niveles: guerras, persecuciones étnicas o religiosas, carencia de derechos humanos, etc.
Quizá lo más interesante es señalar como hasta comienzos del XX el flujo migratorio principal se dirige desde Europa hacia América, y también hacia África y Oceanía. Se calcula que unos 65 millones de europeos dejaron el continente a lo largo del XIX. Muchas veces quizá olvidamos cuales son nuestros “orígenes”, lo que nos lleva a que no podamos comprender la motivación de los demás. Así, esta emigración europea se debió a factores como la presión demográfica en Europa, las consecuencias de la Revolución Industrial sobre los artesanos y agricultores, la atracción de tierras vírgenes que podían colonizarse, y también a las mejoras en el transporte, que facilitaban los desplazamientos.
Esta situación comenzará a cambiar en el período comprendido entre las dos guerras mundiales, debido a que los países “nuevos” ya no requieren mano de obra abundante y sin cualificación; a que en Europa se acelera la industrialización y disminuye la presión demográfica; al inicio de la política de restricción a la inmigración, cuyo exponente más claro está quizá en las Quote Acts (Leyes de Cuotas) implantadas en los años 20’ en Estados Unidos, Canadá y Australia, y después en otros países latinoamericanos; a que desde los inicios de los 30’ la crisis económica se generaliza, suponiendo un freno a la emigración...
Desde 1950 el panorama comienza a cambiar. Tras una cierta recuperación de la corriente migratoria hacia América y Australia, en los 60’ y 70’ cambian las corrientes de los flujos, teniendo ahora como punto de destino Europa, debido a factores de atracción, como la situación de prosperidad alcanzada tras los años de posguerra; una población en descenso, donde cada vez hay menos jóvenes, que, además, no necesitan ocupar los trabajos inferiores; la necesidad de mano de obra; el auge de las comunicaciones, que permite conocer que en estas zonas del mundo el nivel de vida es muy alto, y a factores de repulsión, que podemos englobar en la situación de penuria de muchas zonas del planeta.
La crisis de los 70’ marcará un cambio decisivo, al comenzar a aplicarse políticas restrictivas para la inmigración. Desde los 80’ y 90’ los movimientos migratorios se han generalizado a países, como España, que antes no habían ejercido una gran atracción. También aquí comenzarán pronto a aplicarse medidas restrictivas, siendo la primera Ley de Extranjería de 1985. En la actualidad la inmigración sigue creciendo en Europa, tanto la legal como la clandestina, generando ventajas evidentes para estos envejecidos, y también múltiples problemas, como el incremento de las actitudes racistas y xenófobas.
Una valoración más amplia sobre las migraciones se dará en las conclusiones finales.
4.- EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL: ADECUACIÓN ENTRE POBLACIÓN Y RECURSOS
El crecimiento de la población es uno de los fenómenos esenciales de nuestro tiempo. En los últimos años ha tenido lugar con más intensidad y rapidez que nunca, y constituye una preocupación que se planteó ya en el pasado (MALTHUS), y que hoy tiene una relevancia indudable, por lo que recibe atención de los geógrafos y de todos los que se dedican a las Ciencias Sociales. El epígrafe quedará estructurado en dos grandes bloques: en el primero se da una panorámica del crecimiento de la población, englobando la medida del crecimiento, el modelo teórico de la transición demográfica, un breve análisis del crecimiento de la población en el pasado y la situación actual, con las desigualdades en el crecimiento; en el segundo se trata de analizar la adecuación entre población y recursos, señalando también las políticas demográficas que inciden en ella.
4.1.- El crecimiento de la población mundial
4.1.1.- La medida del crecimiento
El crecimiento de una población es siempre en resultado de la suma del crecimiento natural (nacidos menos fallecidos), y el saldo migratorio (inmigrantes menos emigrantes). Puede ser negativo o positivo.
Conocer los efectivos y la evolución de la población es muy importante, no sólo desde un punto de vista científico, para determinar el cambio de la población en sí, sino también desde un punto de vista práctico, puesto que estos cambios dan lugar a múltiples consecuencias en diversos ámbitos.
Existen muchas fórmulas para medir y evaluar el crecimiento de la población. La más simple es la que se ha señalado, donde:
Población final = Población inicial + (nacimientos – defunciones) + (inmigrantes – emigrantes)
A partir del crecimiento de una población y de otra serie de datos se pueden realizar proyecciones demográficas, para calcular cuál será la población en el futuro. Las previsiones que normalmente se utilizan son las publicadas por la ONU, y tienen tres estimaciones: alta, baja y media.
4.1.2.- El modelo de transición demográfica
Como vimos, la natalidad y mortalidad son los factores fundamentales del crecimiento de la población. A lo largo del tiempo, y sobre todo en los últimos dos siglos, sus tasas se han ido reduciendo sus tasas paulatinamente en el conjunto del mundo. La teoría o modelo de transición demográfica trata de explicar la evolución demográfica. Fue formulada inicialmente por W. THOMSON en 1929, siendo posteriormente precisada por DAVIS y BLACKER en los 40’.
Se denomina transición demográfica al proceso por el cual una población pasa de una situación caracterizada por valores altos de natalidad y mortalidad a otra opuesta, en la que ambos casos los valores son bajos. A partir de la evolución de las tasas de natalidad y mortalidad, y por tanto la de crecimiento de la población, se perfila la existencia de tres etapas diferenciadas, que a su vez pueden subdividirse (ver DOC. 7):
· la primera etapa es previa a la revolución demográfica. Las tasas de natalidad y mortalidad son altas, y estas últimas se muestran en “dientes de sierra”, debido a las fluctuaciones marcadas por epidemias, guerras... El crecimiento de la población es muy débil, e incluso nulo
· la segunda etapa, o de transición, es el período en que se producen las transformaciones. En un primer momento se caracteriza por un descenso de la mortalidad, debido a las mejoras en alimentación, higiene, sanidad..., mientras la natalidad se mantiene alta. Posteriormente se inicia un leve descenso de la tasa de natalidad, mientras la de mortalidad sigue descendiendo, llegando al final de la fase a un descenso de la natalidad fuerte, mientras la mortalidad, que está ya en niveles bajos, desciende muy débilmente.
· la tercera etapa supone la culminación de la transición. La población vuelve a presentar un crecimiento muy bajo, o incluso negativo (como España e Italia hace unos años), pero marcados ahora por tasas muy bajas de natalidad y mortalidad. Los dientes de sierra se marcan ahora en la natalidad, que tiene períodos de alza.
Más difícil es precisar si el modelo tiene validez universal. Se ha comprobado que numerosos países desarrollados cumplen la teoría (ver DOC. 8 para el caso de Suecia). Con todo, hay excepciones y matices. En el caso de los países subdesarrollados la aplicación del modelo es más problemática al ser diferentes los condicionantes de natalidad y mortalidad. La mortalidad ha comenzado a descender mucho después, y lo ha hecho desligada del desarrollo económico, debido a la importación de avances médicos y sanitarios. No obstante, en muchas zonas todavía está sujeta a fuertes vaivenes, dada la dificultad de poder afrontar diferentes situaciones, que pueden causar una gran mortalidad en momentos determinados. Mientras tanto, en muchos países en desarrollo o subdesarrollados, la natalidad sigue manteniendo tasas muy altas, lo que unido al gran volument de población existente, motiva una superpoblación, con numerosos efectos.
Así, hay autores que dan validez al modelo solamente para los países desarrollados, mientras otros, como NOIN, afirman que sirve para todas las realidades, excepto algunos grupos aislados de la Amazonía, África Ecuatorial... La cuestión sería que los diferentes países estarían en diferentes fases del modelo, y así, mientras los países desarrollados ya habrían culminado el proceso, los menos desarrollados estarían en diferentes estadíos de la fase de transición.
Otros autores comienzan ya a considerar una fase posterior, en la que la característica sería el decrecimiento de la población, al ser las tasas de natalidad inferiores a las de mortalidad.
4.1.3.- El crecimiento de la población
A lo largo de la historia del ser humano sobre la Tierra la población ha experimentado un crecimiento, que en el pasado fue muy lento, e incluso con momentos de estancamiento y de retroceso.
Evidentemente, los datos son poco fiables, pero aun así se pueden hacer algunas estimaciones generales:
· en el Neolítico se dará una primera “explosión demográfica”, vinculada a la revolución técnica, si bien es muy difícil dar cifras
· a principios de la era cristiana se calcula una población mundial de unos 250 millones de habitantes (Colin CLARK)
· para duplicarse, esta población necesitó 16 siglos, calculándose para 1600 una población de 498 millones de habitantes. En este proceso hay al principio una época de decrecimiento. Desde el XI comienza a aumentar la población, aun cuando hay períodos de grandes descensos, siendo paradigmática la epidemia de peste negra en Europa a mediados del XIV
· el siglo XVIII marca el comienzo de la segunda gran expansión demográfica, vinculada ahora a la Revolución Industrial y las otras revoluciones (agrícola, de transportes...) que la acompañaron. Para 1750 TREWARTHA calcula unos 800 millones de personas
· sólo 150 años después, al inicio del XX, la población se ha vuelto a duplicar, alcanzándose para 1900 unos 1650 millones de personas
· el siglo XX marca una tercera fase de expansión demográfica, que se da ahora a un nivel sin precedentes, siendo unos 2500 millones en 1950, 5000 millones en 1987... y unos 6300 millones en la actualidad
Actualmente el crecimiento de la población es por tanto el mayor que se ha conocido nunca, si bien hay que señalar que los contrastes regionales son enormes, y así, mientras algunos países desarrollados, como España o Italia, han estado incluso en cifras de decrecimiento, en otras zonas la elevada natalidad lleva inexorablemente a problemas de superpoblación. Junto a ello, hay que señalar que en los países desarrollados se está dando un envejecimiento de la población y una atracción de inmigrantes, mientras en los países menos desarrollados se produce una emigración muy intensa, y la población es muy joven. Las previsiones generales son muy diversas, y mientras algunos autores apuntan a los riesgos de una superpoblación creciente, otros hablan de que se producirá un decrecimiento en la población mundial en las próximas décadas. Con todo, la diferencia entre los países ricos y los países pobres persistirá, como en el resto de ámbitos.
4.2.- La adecuación entre población y recursos y las políticas demográficas
La polémica entre los que opinan que existe un grave problema de adecuación entre población y recursos disponibles y los que, por el contrario, son optimistas al respecto, es muy antigua. De las ideas sobre esta cuestión surgen diferentes puntos de vista, y así, distintos planteamientos de políticas demográficas.
Cuando hablamos de recursos nos referimos a cualquier sustancia o propiedad física que puede utilizarse para satisfacer necesidades humanas. Así, no solamente se alude a los recursos alimentarios, aunque no cabe duda de que éstos son los principales, por lo que nos centraremos más en ellos, ya que marcan una primera diferenciación entre países ricos y pobres.
En relación a estos recursos alimenticios, el crecimiento de la producción a nivel mundial es constante, si bien el ritmo es mucho más intenso en los países desarrollados que en los subdesarrollados, habiendo todavía hoy multitud de países donde hay escasez o insuficiencia de alimentos. El hambre no está ni mucho menos erradicada de la tierra, y, desgraciadamente, las perspectivas no son optimistas para el futuro, dado el crecimiento de la población y el incremento de la brecha Norte-Sur.
Si bien podríamos remontarnos incluso a PLATÓN y sus tesis de la población estacionaria para conseguir la estabilidad del Estado, o a las hipótesis contrarias de SANTO TOMÁS, quien afirmaba que las ciudades más prósperas eran las más pobladas, el punto de inflexión sobre las teorías en la adecuación de población y recursos es la obra de MALTHUS “Primer ensayo sobre el principio de la población”, de 1976. En ella lanzaba su hipótesis de que el progreso social está limitado por el crecimiento de la población, ya que, mientras ésta muestra una tendencia a aumentar de forma geométrica, los recursos alimenticios lo hacen de forma aritmética. Así, el crecimiento de la población supera la posibilidad de recursos, salvo que haya obstáculos como guerras, epidemias, hambres... que frenen ese crecimiento. Malthus era partidario de que las sociedades limitasen, de forma natural, su propio crecimiento.
Con esta hipótesis se abrió una polémica que aun sigue vigente. Existen partidarios (neomalthusianos) y detractores (antimalthusianos), que han motivado diferentes políticas pronatalistas o antinatalistas. En definitiva, respecto al crecimiento y evolución de la población mundial existen dos posturas, que proceden de antiguo, en las que se traducen diferentes concepciones, que son también filosóficas y morales:
· una es al de los que ven el futuro con optimismo y creen que el crecimiento de la población es bueno y conveniente. Aun reconociendo la innegable realidad de que en el mundo hay mucha miseria, malnutrición y hambre, consideran que no es un problema del aumento de la población, sino de la mala distribución de los recursos, que son suficientes si se utilizan bien
· la contraria es la de los que ven el futuro con pesimismo y creen que el ritmo actual de crecimiento de la población y la explotación de los recursos terrestres lleva a una situación de desastre humano y ecológico para la Tierra, y por tanto, hay que poner freno al crecimiento y tomar medidas para que no prosiga la forma actual de explotación de los recursos
· en el término medio están los que creen que conviene un cierto freno al crecimiento, unido a un intento de lograr distribuir mejor los recursos
Como en otros campos, las posturas ideológicas suelen tener una traducción práctica, y así ocurre también en las cuestiones demográficas. Se entiende por política demográfica la existencia de medidas tomadas por un gobierno o autoridad competente para incidir en los resultados demográficos. Esto es, hay una estrategia para lograr una determinada pauta de comportamiento demográfico de la población. La intervención directa del Estado sobre las variables demográficas es hoy una realidad, si bien con diferente intensidad según países. Además, múltiples medidas tomadas desde el poder, pese a no incidir de forma directa sobre las variables demográficas, pueden tener efectos indirectos que, finalmente, condicionan la evolución y características de la población.
La política demográfica puede encaminarse a influir en cualquiera de las variables demográficas, si bien es especialmente importante sobre las migraciones y la natalidad, aun cuando hay otras internas que tratan de redistribuir la población, que también son fundamentales en el ámbito nacional. En cuanto a las migraciones, es habitual, como vimos, poner frenos y trabas a ésta. Respecto a las relativas a la natalidad, se pueden ver políticas pronatalistas y antinatalistas:
· las políticas pronatalistas vienen dadas por el intento de los gobiernos de favorecer el aumento o mantenimiento de elevadas tasas de natalidad. Se llevan a cabo mediante medidas quee propicien tener hijos, como descuentos para las familias numerosas, mejoras fiscales, dificultad de acceso a medios anticonceptivos, propaganda, fomentar que la mujer no trabaje fuera de casa, gravar fiscalmente a los adultos solteros, alargar los permisos de maternidad, permitir horarios reducidos por lactancia...
En la actualidad, lo más frecuente en el mundo desarrollado es que haya políticas pronatalistas, debido a los problemas planteados por la baja natalidad y el envejecimiento de la población.
En los países subdesarrollados, por el contrario, la tipología es mucho más amplia, teniendo peso fundamentalmente estas políticas pronatalistas en aquellos países dominados marcados por el peso de los aspectos religiosos en la sociedad, como los islámicos
· las políticas antinatalistas se sitúan en el extremo contrario. Los gobiernos tratan de frenar el crecimiento de su población mediante medidas políticas, desarrollándose medidas como no establecer ayudas o subvenciones ni desgravaciones por hijos, permitir el aborto, facilitar el uso de anticonceptivos, campañas de esterilización, promoción del matrimonio tardío... En muchos países subdesarrollados se están llevando a cabo políticas antinatalistas, que parten en muchos casos de la educación de la mujer, a la que se trata de hacer ver las mejoras que puede proporcionar tener un menor número de hijos, tanto en su propia vida como en la de éstos, además de ser luego generalizable al conjunto de la sociedad. Un caso paradigmático de estas políticas es el de China, donde las trabas para tener más de un hijo son enormes, lo que ha llevado en muchas ocasiones al infanticidio selectivo de las niñas, al preferirse el único descendiente varón.
En cualquier caso, los programas de planificación no son siempre eficaces. El descenso de la fecundidad depende mucho más de las motivaciones de las personas que de la tecnología y de los esfuerzos gubernamentales. Para lograr reducir la fecundidad debe existir el deseo de los individuos de tener familias más pequeñas, por lo que no basta que los programas se planteen casi como un problema sanitario, sino que debe llevar aparejado un cambio social que permita el cambio de las motivaciones de las parejas para determinar el tamaño de familia deseado.
5.- CONCLUSIONES. EL FUTURO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL Y SUS REPERCUSIONES EN LAS SOCIEDADES
A lo largo del tema hemos visto algunos de las características básicas de la población mundial, tratando de mezclar el nivel teórico con el de la realidad. Para finalizar, queda plantearse, aunque sólo sea brevemente, cuál es el previsible escenario de futuro, y cuáles pueden ser las repercusiones.
La tendencia actual es clara, y las previsiones de la ONU se mueven en parámetros en los que no cabe el estancamiento o decrecimiento, sino sólo la mayor o menor medida de crecimiento. Las hipótesis más pesimistas hablan de 10000 millones de personas ya para el 2015.
Aun así, hay que diferenciar. Parece claro que en el mundo desarrollado, la tendencia es de crecimiento natural de la población muy bajo, o incluso negativo, si bien éste se puede paliar mediante la inmigración, que es una de las notas fundamentales del nuestra época. Mientras tanto, en el mundo menos desarrollado, las tasas de crecimiento natural siguen siendo en general muy altas, lo que motiva que la única salida para muchas personas sea la huída hacia los paraísos del norte. Así, las migraciones son cada vez más frecuentes, tanto las legales como las clandestinas, marcando problemas tanto en las sociedades de origen, al salir la población joven en edad de trabajar, como en las de destino, donde se generan situaciones de rechazo e intolerancia. Así, ya hay muchas voces que piden que se mejore la situación mundial, a fin de evitar la miseria económica, tanto desde puntos de vista morales per se, como desde el propio interés de los países ricos, que, para evitar la “invasión”, deben generar cambios en la desigual distribución de los recursos a nivel mundial.
Además, el ritmo de deterioro del planeta es muy grande. Parece evidente que a mayor crecimiento de la población, mayor utilización de los recursos, lo que lleva a que muchos autores planteen que estamos llegando a un callejón sin salida. El hecho de que Malthus no acertase en sus predicciones, debido en buena medida a que no podía contar con el desarrollo tecnológico, no debe hacernos olvidar que, por muchos avances tecnológicos que haya, los recursos son, por definición, finitos, y que la Tierra no puede soportar eternamente las brutales agresiones a las que el ser humano la somete. Así, el crecimiento de la población no atañe sólo al estudio de la población como tal, sino que tiene implicaciones sociales, económicas, políticas... y ecológicas.
Por otro lado, en este mundo sin fronteras para los capitales, los intercambios comerciales y el movimiento de todo tipo de servicios, siguen permaneciendo como fronteras esenciales aquellas que afectan a la población. No obstante, la necesidad supera con creces los obstáculos, y no se va a poder impedir que siga habiendo una entrada masiva de inmigrantes en los países ricos. Este hecho, aun cuando no debe verse como estrictamente negativo, sí puede tener consecuencias derivadas de tensiones sociales y de desequilibrios de todo tipo, tanto en las sociedades emisoras como receptoras. Así, parece más lógico, y también más justo, que un mejor reparto de la riqueza lleve a que, en los países más pobres, puedan darse las condiciones que permitan condiciones de vida digna para sus poblaciones, lo que, sin duda, generará también nuevas concepciones en cuanto al deseo de tener hijos.
Por último, señalar que el incremento de la población no puede verse aisladamente del crecimiento de la urbanización a nivel planetario. En muchas partes del mundo, principalmente del subdesarrollados, hay enormes ciudades donde se hacina una población en busca de sobrevivir, lo que provoca tensiones que se pueden ejemplificar en ciudades como México, Bogotá, Río de Janeiro, Calcuta, Lagos o muchas otras. Las condiciones de vida en los grandes cinturones de miseria son el caldo de cultivo de la marginación y las actividades delictivas más diversas, tanto en la calle, como desde los propios Estados o las altas esferas de algunos países, como se puede ver en el asesinato de “meninhos da rua” (niños de la calle) en ciudades de Brasil y otros países sudamericanos. Estas ciudades saturadas generan tensiones sociales que rebasan cualquier marco que podamos ver en nuestras ciudades occidentales, muy pobladas, pero con medios para evitar, al menos en gran medida, estas situaciones. En definitiva, la diferencia principal, a cualquier nivel, está en el grado de desarrollo, que motiva, también en el caso de los aspectos demográficos, las enormes diferencias que hay en el mundo.
Cualquiera que sea el prisma desde el que se estudie la Geografía Humana parece claro que el comportamiento demográfico de la población juega un papel esencial en el complejo mundo de las relaciones ser humano-medio. Los efectivos humanos son el elemento más importante de las estructuras territoriales, y, sin duda, los protagonistas de la Geografía Humana. Una rama de ésta, la Geografía de la Población, se encarga del estudio de todos los aspectos relacionados con la población.
La Geografía de la Población es una rama de la Geografía relativamente reciente. La Geografía clásica se preocupó más de la huella dejada por el hombre en el paisaje que del propio hombre. En las últimas décadas, sin embargo, se ha vuelto la vista hacia el protagonista.
El estudio de la población se realiza desde numerosas ciencias (Historia, Sociología, Demografía...) con planteamientos diversos, pero en ocasiones concurrentes. Dentro de la Geografía, desde el XIX se da una evolución que lleva, desde enfoques cuasi etnológicos hasta la actual Geografía de la Población, que ZELINSKI define como “aquella ciencia que trata de los aspectos espaciales de la población”. Con todo, la Geografía de la Población no es una materia independiente, sino una parte de la Geografía, un elemento de la Geografía Humana, que cada día es más considerada como una ciencia social, que se ocupa de estudiar las sociedades humanas a través del espacio que organizan. Así, y definiendo con más precisión, el papel de la Geografía de la Población es, según NOIN, “descubrir y comprender la sociedad a través de las relaciones del hombre y el espacio: distribución, movimientos y diferenciación en el espacio”.
Por tanto, son muchas las categorías que pueden ser estudiadas. En este estudio se verán en los que pueden denominarse temas básicos de la Geografía de la Población: la desigual distribución espacial de los seres humanos; los movimientos, tanto naturales como espaciales (migraciones), de la población; y los factores de crecimiento de la población, que llevan a señalar también, entre otras cuestiones, los problemas de adecuación entre población y recursos y las políticas demográficas que se llevan a cabo.
Comenzaremos con la desigual distribución de la población, que marca una consideración estática del estudio, para luego pasar a analizar las cuestiones más dinámicas (crecimiento y movilidad), que nos permitirán llegar a las conclusiones sobre la realidad presente (y futura) de la población mundial.
2.- LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL: DESIGUALDADES ESPACIALES
El aspecto de la distribución espacial de la población es un tema que, frente a otras disciplinas que estudian la población, ha interesado especialmente a los geógrafos. Durante mucho tiempo incluso constituyó su principal campo de investigación en los temas de población. Hoy ya no es así, pero una ojeada a diversos manuales de Demografía y de Geografía de la Población muestra que una de las diferencias entre ellos es que el tratamiento de la distribución espacial de los seres humanos es casi exclusiva de los segundos. Aun cuando no debe exagerarse y llegar a plantear, como algún autor ha afirmado, que “la distribución espacial de los hombres es el tema esencial de toda la Geografía y la esencia misma de su campo de investigación”, no cabe duda de que es un tema fundamental para la Geografía de la Población.
Nunca conoceremos con precisión absoluta cuántos son los habitantes del planeta, y no sólo por los problemas estadísticos del recuento, sino porque las cifras de población están en constante cambio. No obstante, nunca ha habido un conocimiento tan exacto de los seres humanos que pueblan la Tierra como en el presente, aunque sepamos que nunca conoceremos exactamente el número, y que en el espacio que media entre la publicación de unas cifras y su lectura la realidad ha cambiado.
Como veremos, la población actual estimada es de unos 6.300 millones de personas. Sin embargo, esta población no se distribuye de forma homogénea sobre la superficie terrestre, sino más bien, como decía LEVASSEUR, “como las estrellas y planetas tal como las vemos en la bóveda celeste”.
2.1.- La cartografía de la distribución de la población y el poblamiento
La vinculación entre Geografía y Cartografía es evidente. La representación cartográfica resulta también esencial en el caso de la Geografía de la Población. Antes de pasar al estudio de la distribución espacial de los hombres, parece interesante por tanto ver brevemente algunos de los sistemas de representación más usuales:
· los mapas de localización de población absoluta son los más sencillos, y resultan muy gráficos. Consisten en representar el volumen de población por medio de puntos, en unidades espaciales concretas. Los puntos (que pueden llegar a ser esferas) son de tamaño proporcional al número de personas que representan. Da una buena imagen de la distribución de la población, como se puede ver en el DOC. 1
· también son muy usados, ya desde mediados del XIX, los mapas de densidad de población. Este concepto es muy utilizado en Geografía de la Población, y se refiere a la relación entre el número de habitantes de un territorio y su extensión superficial (habitantes / km2 –o milla cuadrada en el mundo anglosajón-). Son muy expresivos, aunque para ámbitos territoriales muy extensos resultan de gran imprecisión. Así, decir que la densidad media del planeta es de 40 habitantes por kilómetro cuadrado indica muy poco de los hormigueros humanos del sudeste asiático y de la desierta Antártida. Son útiles por tanto para delimitaciones pequeñas, como barrios, municipios o regiones, como se ve en el DOC. 2. Los mapas de densidad son de coropletas (tramas o colores). Los mapas de isopletas, consistentes en unir mediante isolíneas los puntos de igual densidad son muy poco utilizados
· los mapas anamórficos o cartogramas son muy útiles por su valor pedagógico, al representar las unidades que se analizan (países, provincias...) por medio de figuras geométricas proporcionales a sus efectivos demográficos, como se ve en el DOC 3
Además de los métodos cartográficos, es evidente que en el estudio de la distribución de la población se utilizan numerosos métodos estadísticos, que completan la visión de mera localización. Para España, los datos se pueden encontrar detallados en las distintas publicaciones y en la página web del Instituto Nacional de Estadística (INE).
2.2.- Heterogeneidad en la distribución de la población
Al observar la distribución de la población sobre la Tierra (DOC 4) salta a la vista que hay una gran desigualdad entre unos lugares y otros. Se calcula que en tan sólo un 5% de las tierras emergidas se encuentra aproximadamente la mitad de la población del mundo. Sobre esta distribución de la población en el mundo pueden hacerse múltiples consideraciones, como que:
· más del 90% de la población mundial vive en el Hemisferio Norte
· el continente euroasiático acoge a más del 75% de la población
· hay dos correlaciones claras, que han sido puestas de manifiesto por distintos autores, como STASZEWSKI: la población tiende a concentrarse en las costas y en las zonas bajas. En el DOC 5 se puede ver el modelo
Así, lo que existe es un mundo de grandes áreas “vacías” de población (desiertos demográficos) y áreas que soportan grandes aglomeraciones de personas. Vamos a verlo a nivel general, pero esta misma heterogeneidad se pone también de manifiesto en niveles territoriales más pequeños. Así, en un país cualquiera se manifiestan grandes contrastes, como se puede ejemplificar en China, donde la densidad de población de la región noroeste es de unos 25 habs/km2, mientras la de la región del este es de unos 450. Más significativa es todavía la diferencia si el detalle es mayor, y así, Shanghai tiene cerca de 2000 habs/km2, mientras el Tíbet tiene sólo 1 hab/km2. La diferencia entre los espacios urbanos y rurales es quizá la más significativa.
2.2.1.- Las grandes concentraciones
Hay cuatro grandes focos que constituyen las áreas más pobladas. Ocupan menos de la décima parte de las tierras emergidas, pero suponen más del 60% de la población mundial:
· Asia Oriental es el más destacado con diferencia, ya que alberga casi la cuarta parte de la población mundial. Destacan por su número de habitantes China, y en segundo lugar Japón. En relación a las densidades, las mayores están en las grandes llanuras aluviales, deltas, costas y valles. Es una zona que es cuna de antiquísimas civilizaciones, en las que una agricultura intensiva ha sido el sostén principal de la población
· Asia Meridional constituye el segundo gran foco, con casi un cuarto de la población mundial. De nuevo encontramos países con un elevado número de habitantes, como India, Indonesia, Pakistán o Bangladesh. Es el área geográfica monzónica, y también es cuna de antiquísimas civilizaciones agrícolas
· Europa (incluyendo la parte europea de Rusia) ocupa el tercer lugar, con cerca del 10% de la población mundial. Frente al caso asiático, las partes más industrializadas y urbanizadas son las más densamente pobladas (Inglaterra, Alemania, Benelux)
· el noreste de Estados Unidos es el cuarto gran foco. El carácter de urbanización es todavía más marcado que en el caso europeo: entre la costa atlántica y la región de los Grandes Lagos hay un continuum urbano que ha venido a llamarse megalópolis
Otros focos importantes son el valle del Bajo Nilo, la región del río de la Plata, el eje Sao Paulo-Río de Janeiro, la ciudad de México y su región urbana, los altiplanos andinos, la costa del golfo de Guinea y África centro-oriental, la región de Los Ángeles-San Francisco... En la actualidad se observa un estancamiento del crecimiento natural de las poblaciones de Europa y Estados Unidos, frente a uno muy vigoroso en los países menos desarrollados. Además de la población asiática, el continente africano está viendo aumentar espectacularmente su población, aunque por las bajas cifras de partida, ésta no es todavía comparable en número a la de los casos citados. Como veremos, en buena medida, este estancamiento del crecimiento natural se palia con los movimientos migratorios, que van desde los países menos desarrollados a los desarrollados.
2.2.2.- Los vacíos demográficos
Frente a estos “hormigueros humanos” existen vastas áreas de la Tierra muy débilmente pobladas, y auténticos vacíos demográficos:
· el conjunto de tierras frías de los dos Hemisferios: en los inmensos inlandsis de la Antártida y Groenlandia sólo existen algunas bases científicas. Lo mismo ocurre en la banquisa del Ártico. La franja septentrional de los continentes americano y asiático es prácticamente un desierto humano, en el que habita una pequeña población muy dispersa, que tradicionalmente ha vivido de la caza, pesca, ganadería de renos... y que hoy va abandonando sus actividades tradicionales
· las grandes zonas desérticas son también poco favorables para la vida. La escasez de agua dificulta la agricultura y la ganadería, que llegan a ser imposibles. El interior de los grandes desiertos, como el Sahara, son vacíos demográficos absolutos. La población existente suele aparecer vinculada a la presencia de oasis, y más recientemente a las explotaciones petrolíferas y mineras. Las formas de vida son nómadas. El interior del continente australiano es un ejemplo de zona poco poblada, sólo superada por la Antártida
· en las selvas de la zona tropical húmeda existen también amplias áreas despobladas, como la Amazonía, la Cubeta del Congo o Nueva Guinea, que cuentan con técnicas rudimentarias, mientras en estas regiones sólo un alto nivel de desarrollo permite la ocupación
· por último, existen áreas montañosas que constituyen verdaderos desiertos humanos, aunque la generalización es más difícil, puesto que también hay regiones montañosas con un nivel alto de población, como los Alpes o los Andes tropicales
2.3.- El análisis de las razones de la desigual distribución
Más importante sin embargo que la descripción de la realidad es el tratar de explicar el por qué de esta distribución espacial. Aun cuando no se puede precisar con exactitud, sí pueden verse algunos de los factores más importantes que inciden sobre esta distribución. Habitualmente se diferencian factores físicos y humanos, y dentro de éstos, los económico-sociales y los demográficos.
Es evidente que el medio físico ejerce una gran influencia en la distribución. Los grandes vacíos lo son esencialmente por resultar hostiles desde el punto de vista físico. No obstante, su importancia disminuye conforme aumenta el nivel tecnológico. Entre estos factores físicos están:
· el clima, que es el elemento más influyente. El frío extremado, el calor elevado y húmedo y la aridez extrema son adversos al asentamiento humano. Aunque cada día es más posible vencer estas dificultades por medio de la técnica, el empleo de medios artificiales se limita todavía al asentamiento de pequeñas poblaciones de carácter restringido (misiones científicas, colonias para la explotación de un recurso...)
· el relieve, que es también decisivo. Una mayoría de la población mundial vive por debajo de los 500 metros de altitud, mientras sólo un 1’5% lo hacen por encima de los 2000 metros. Algo similar ocurre con la distancia a la costa. Con todo, los efectos del relieve son variados, y así, mientras en nuestras latitudes las montañas son un medio hostil a partir de determinada altitud, en las zonas tropicales de América la población se concentra en el altiplano
· además, habría que hacer alusión a las características de los suelos y a la vegetación, así como a la disponibilidad de agua, si bien están en gran medida en relación con los anteriores
Sin embargo, por encima de los factores físicos, que explican sobre todo los grandes vacíos demográficos, están los factores humanos, que podemos denominar históricos. Las sucesivas “revoluciones” que se han producido en el discurrir de la historia de la humanidad han hecho posible el aumento de la población, y también los movimientos migratorios posibilitados o incitados por él, con lo que han ido configurando la distribución actual. Así, sin duda, los factores históricos son mucho más importantes que los físicos. Entre ellos hay que destacar los avances económicos, que han sido decisivos: si el desarrollo de la agricultura y la ganadería fue el primer motor que cambió el ritmo de crecimiento de la población, la Revolución Industrial ha sido la causa de la explosión demográfica que ha conocido el mundo en los últimos tiempos.
En definitiva, una combinación de factores físicos (clima, relieve, suelos, vegetación), socioeconómicos (historia, organización sociopolítica, herencia cultural, ideología, economía, técnica) y estrictamente demográficos (natalidad, mortalidad, migraciones...) configuran en cada caso una determinada distribución de la población. La combinación de variables posibles es siempre compleja, y además cambiante, por lo que siempre hay que tener en cuenta que la distribución de la población no es algo estático o inmutable. Los factores que afectan hoy a esta distribución no son iguales a los de hace unos siglos, o incluso unos años, pero incluso los actuales varían para los países desarrollados y subdesarrollados, y así, los grandes movimientos migratorios intracontinentales están muy reducidos respecto al pasado, o el éxodo rural que se produjo tras la Revolución Industrial tiene ya poca importancia en los países más desarrollados. El gran nivel tecnológico permite que la agricultura se desarrolle “sin hombres”; el comportamiento de las poblaciones respecto a la natalidad ha cambiado, y las diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados son enormes...
Para el futuro, es previsible que los factores que hemos visto continúen influyendo, en distintas combinaciones, sobre la distribución de los hombres sobre la Tierra. La previsión es que las desigualdades que hoy existen no sólo no se suavicen, sino que incluso se agudicen, según los demógrafos de Naciones Unidas, que prevén un incremento de los procesos de concentración de la población.
En relación a ello, al estudiar un tema como la distribución de la población sobre la Tierra no puede dejar de plantearse un aspecto de vital importancia: la distinción entre población rural y urbana, que es sin duda la de mayor incidencia espacial. Aunque rebasa el marco de este estudio, sí parece conveniente al menos dejar esbozadas algunas ideas:
· la desigual distribución de las personas no sólo es cuantitativa, sino también cualitativa
· una de las características de nuestro tiempo es el incremento de la urbanización, pero conviene no olvidar que todavía la mitad de la población mundial es rural.
· en general, el reparto de las aglomeraciones urbanas en el planeta es muy desigual. Si se trazan mapas de ciudades a escala mundial, se aprecia que las concentraciones más importantes corresponden a los focos con mayores densidades de población. Pero para apreciar realmente las disparidades de la urbanización hay que utilizar la tasa de urbanización, que mide la relación entre la población urbana respecto al total
Por otro lado, hay que ver también que otra serie de medidas tienen un efecto decisivo sobre la distribución de la población. Al igual que a lo largo de la Historia se pueden encontrar múltiples ejemplos de decisiones políticas tendentes a dirigir la distribución de los habitantes en un país o región (por ejemplo, la política de repoblaciones de los reyes castellanos en la Edad Media), en la actualidad existen programas de redistribución de la población, guiados por objetivos diversos, como colonizar (hoy menos importante), reducir desequilibrios entre regiones (Brasilia), frenar el excesivo crecimiento urbano, reducir la presión demográfica en territorios frágiles desde el punto de vista ecológico, etc. Otras medidas son “negativas”, y tienen también efecto sobre la distribución. Una de las esenciales es la que alude a las medidas relativas a la inmigración.
Por último, queda señalar que en este epígrafe se ha puesto de relieve la heterogeneidad de la distribución de la población, pero mucho más importante que los contrastes señalados son los producidos por el distinto nivel de desarrollo que hay en el mundo, que en definitiva es económico.
3.- LOS MOVIMIENTOS DE POBLACIÓN: MOVIMIENTOS NATURALES Y MIGRACIONES
Hasta ahora hemos analizado la distribución espacial de la población considerada de forma estática, constatando que las personas se localizan sobre la Tierra de forma muy heterogénea, tanto en el número de efectivos como en la forma de los asentamientos, con un fuerte contraste entre lo urbano y lo rural.
Ahora vamos a centrarnos en las características de la población y en su movilidad espacial, para pasar en el siguiente epígrafe a ver el resultado final de todos los procesos, que se plasma en la evolución y crecimiento.
3.1.- La movilidad natural de las poblaciones
El movimiento natural de la población es el crecimiento o decrecimiento de la población de un lugar por causas naturales, esto es, por el balance entre la natalidad y la mortalidad. El crecimiento natural o crecimiento vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Este crecimiento puede medirse tanto en tasas como en valores absolutos.
Existen una serie de indicadores demográficos que permiten medir diferentes factores relacionados con el movimiento natural de la población: · la tasa de natalidad mide el número de nacidos vivos por cada 1000 habitantes, en relación con la población total, para un período determinado (habitualmente un año)
· la tasa de mortalidad es el número de defunciones por cada mil habitantes en relación a la población total para un período determinado. Dentro de ella un factor diferenciador es la tasa de mortalidad infantil, que es el número de niños fallecidos antes de cumplir un año por cada mil, en relación con el total de nacidos vivos
· el crecimiento natural, que, como vimos, puede valorarse en valores absolutos (nacimientos – defunciones) o relativos (tasa de natalidad – tasa de mortalidad)
· la tasa de fecundidad es el número de nacidos vivos por cada 1000 mujeres en edad de procrear (15-49 años)
· la esperanza de vida es la duración media de cada individuo de un grupo (se obtiene con el sumatorio de los años vividos por cada individuo entre el número de individuos)
· otros indicadores que permiten llegar a una mayor precisión
3.2.- La movilidad espacial de las poblaciones: las migraciones
Las migraciones son un hecho muy antiguo, tanto que habría que retrotraerlas hasta el origen mismo del ser humano. Los antepasados del homo sapiens se desplazaron ya, ocupando la práctica totalidad de las tierras emergidas, exceptuando la Antártida.
Los movimientos que realizan las personas en el espacio son muchos, variados en su forma y en sus motivaciones. Además, han sufrido cambios notables en su tipología y características a lo largo del tiempo. Así, no es fácil establecer una tipología, aunque generalmente se recurre a diferenciar dos grandes variables:
· movimientos habituales (de trabajo o relacionados con el ocio)
· movimientos migratorios propiamente dichos, que suponen que son definitivos o abarcan un período de tiempo considerable. Entre ellos hay que distinguir los interiores y los internacionales
Los que más nos interesan aquí son los movimientos migratorios, y fundamentalmente los internacionales, dada la escala de estudio que plantea el tema. Hay que distinguir entre emigración (salida de población de su lugar de origen) e inmigración (llegada de población a un lugar de destino). El saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración. Si es positivo, señala un crecimiento de la población; si es negativo, implica decrecimiento.
Las migraciones exteriores o internacionales son los desplazamientos que se producen entre Estados, y por tanto suponen un traspaso de fronteras. Pueden ser voluntarias o involuntarias. En muchas de ellas subyace un carácter económico, aunque las motivaciones políticas, sociales, religiosas, de seguridad... (refugiados, exiliados, deportados) son también fundamentales. RAVENSTEIN formuló ya en el XIX unos principios que se conocen como las Leyes de Ravenstein, en las que formulaba una serie de generalizaciones sobre las principales causas de las migraciones. Algunos siguen siendo válidos hoy día. Con todo, lo más interesante es que fue el primero en exponer, en su teoría de la atracción-repulsión, que los factores de atracción tienen un peso mayor que los de repulsión. Hoy parece claro que el deseo de las personas de “mejorar” sus condiciones de vida sigue siendo el factor esencial de la mayoría de migraciones, aun cuando no cabe olvidar las situaciones de los países a muchos niveles: guerras, persecuciones étnicas o religiosas, carencia de derechos humanos, etc.
Quizá lo más interesante es señalar como hasta comienzos del XX el flujo migratorio principal se dirige desde Europa hacia América, y también hacia África y Oceanía. Se calcula que unos 65 millones de europeos dejaron el continente a lo largo del XIX. Muchas veces quizá olvidamos cuales son nuestros “orígenes”, lo que nos lleva a que no podamos comprender la motivación de los demás. Así, esta emigración europea se debió a factores como la presión demográfica en Europa, las consecuencias de la Revolución Industrial sobre los artesanos y agricultores, la atracción de tierras vírgenes que podían colonizarse, y también a las mejoras en el transporte, que facilitaban los desplazamientos.
Esta situación comenzará a cambiar en el período comprendido entre las dos guerras mundiales, debido a que los países “nuevos” ya no requieren mano de obra abundante y sin cualificación; a que en Europa se acelera la industrialización y disminuye la presión demográfica; al inicio de la política de restricción a la inmigración, cuyo exponente más claro está quizá en las Quote Acts (Leyes de Cuotas) implantadas en los años 20’ en Estados Unidos, Canadá y Australia, y después en otros países latinoamericanos; a que desde los inicios de los 30’ la crisis económica se generaliza, suponiendo un freno a la emigración...
Desde 1950 el panorama comienza a cambiar. Tras una cierta recuperación de la corriente migratoria hacia América y Australia, en los 60’ y 70’ cambian las corrientes de los flujos, teniendo ahora como punto de destino Europa, debido a factores de atracción, como la situación de prosperidad alcanzada tras los años de posguerra; una población en descenso, donde cada vez hay menos jóvenes, que, además, no necesitan ocupar los trabajos inferiores; la necesidad de mano de obra; el auge de las comunicaciones, que permite conocer que en estas zonas del mundo el nivel de vida es muy alto, y a factores de repulsión, que podemos englobar en la situación de penuria de muchas zonas del planeta.
La crisis de los 70’ marcará un cambio decisivo, al comenzar a aplicarse políticas restrictivas para la inmigración. Desde los 80’ y 90’ los movimientos migratorios se han generalizado a países, como España, que antes no habían ejercido una gran atracción. También aquí comenzarán pronto a aplicarse medidas restrictivas, siendo la primera Ley de Extranjería de 1985. En la actualidad la inmigración sigue creciendo en Europa, tanto la legal como la clandestina, generando ventajas evidentes para estos envejecidos, y también múltiples problemas, como el incremento de las actitudes racistas y xenófobas.
Una valoración más amplia sobre las migraciones se dará en las conclusiones finales.
4.- EL CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL: ADECUACIÓN ENTRE POBLACIÓN Y RECURSOS
El crecimiento de la población es uno de los fenómenos esenciales de nuestro tiempo. En los últimos años ha tenido lugar con más intensidad y rapidez que nunca, y constituye una preocupación que se planteó ya en el pasado (MALTHUS), y que hoy tiene una relevancia indudable, por lo que recibe atención de los geógrafos y de todos los que se dedican a las Ciencias Sociales. El epígrafe quedará estructurado en dos grandes bloques: en el primero se da una panorámica del crecimiento de la población, englobando la medida del crecimiento, el modelo teórico de la transición demográfica, un breve análisis del crecimiento de la población en el pasado y la situación actual, con las desigualdades en el crecimiento; en el segundo se trata de analizar la adecuación entre población y recursos, señalando también las políticas demográficas que inciden en ella.
4.1.- El crecimiento de la población mundial
4.1.1.- La medida del crecimiento
El crecimiento de una población es siempre en resultado de la suma del crecimiento natural (nacidos menos fallecidos), y el saldo migratorio (inmigrantes menos emigrantes). Puede ser negativo o positivo.
Conocer los efectivos y la evolución de la población es muy importante, no sólo desde un punto de vista científico, para determinar el cambio de la población en sí, sino también desde un punto de vista práctico, puesto que estos cambios dan lugar a múltiples consecuencias en diversos ámbitos.
Existen muchas fórmulas para medir y evaluar el crecimiento de la población. La más simple es la que se ha señalado, donde:
Población final = Población inicial + (nacimientos – defunciones) + (inmigrantes – emigrantes)
A partir del crecimiento de una población y de otra serie de datos se pueden realizar proyecciones demográficas, para calcular cuál será la población en el futuro. Las previsiones que normalmente se utilizan son las publicadas por la ONU, y tienen tres estimaciones: alta, baja y media.
4.1.2.- El modelo de transición demográfica
Como vimos, la natalidad y mortalidad son los factores fundamentales del crecimiento de la población. A lo largo del tiempo, y sobre todo en los últimos dos siglos, sus tasas se han ido reduciendo sus tasas paulatinamente en el conjunto del mundo. La teoría o modelo de transición demográfica trata de explicar la evolución demográfica. Fue formulada inicialmente por W. THOMSON en 1929, siendo posteriormente precisada por DAVIS y BLACKER en los 40’.
Se denomina transición demográfica al proceso por el cual una población pasa de una situación caracterizada por valores altos de natalidad y mortalidad a otra opuesta, en la que ambos casos los valores son bajos. A partir de la evolución de las tasas de natalidad y mortalidad, y por tanto la de crecimiento de la población, se perfila la existencia de tres etapas diferenciadas, que a su vez pueden subdividirse (ver DOC. 7):
· la primera etapa es previa a la revolución demográfica. Las tasas de natalidad y mortalidad son altas, y estas últimas se muestran en “dientes de sierra”, debido a las fluctuaciones marcadas por epidemias, guerras... El crecimiento de la población es muy débil, e incluso nulo
· la segunda etapa, o de transición, es el período en que se producen las transformaciones. En un primer momento se caracteriza por un descenso de la mortalidad, debido a las mejoras en alimentación, higiene, sanidad..., mientras la natalidad se mantiene alta. Posteriormente se inicia un leve descenso de la tasa de natalidad, mientras la de mortalidad sigue descendiendo, llegando al final de la fase a un descenso de la natalidad fuerte, mientras la mortalidad, que está ya en niveles bajos, desciende muy débilmente.
· la tercera etapa supone la culminación de la transición. La población vuelve a presentar un crecimiento muy bajo, o incluso negativo (como España e Italia hace unos años), pero marcados ahora por tasas muy bajas de natalidad y mortalidad. Los dientes de sierra se marcan ahora en la natalidad, que tiene períodos de alza.
Más difícil es precisar si el modelo tiene validez universal. Se ha comprobado que numerosos países desarrollados cumplen la teoría (ver DOC. 8 para el caso de Suecia). Con todo, hay excepciones y matices. En el caso de los países subdesarrollados la aplicación del modelo es más problemática al ser diferentes los condicionantes de natalidad y mortalidad. La mortalidad ha comenzado a descender mucho después, y lo ha hecho desligada del desarrollo económico, debido a la importación de avances médicos y sanitarios. No obstante, en muchas zonas todavía está sujeta a fuertes vaivenes, dada la dificultad de poder afrontar diferentes situaciones, que pueden causar una gran mortalidad en momentos determinados. Mientras tanto, en muchos países en desarrollo o subdesarrollados, la natalidad sigue manteniendo tasas muy altas, lo que unido al gran volument de población existente, motiva una superpoblación, con numerosos efectos.
Así, hay autores que dan validez al modelo solamente para los países desarrollados, mientras otros, como NOIN, afirman que sirve para todas las realidades, excepto algunos grupos aislados de la Amazonía, África Ecuatorial... La cuestión sería que los diferentes países estarían en diferentes fases del modelo, y así, mientras los países desarrollados ya habrían culminado el proceso, los menos desarrollados estarían en diferentes estadíos de la fase de transición.
Otros autores comienzan ya a considerar una fase posterior, en la que la característica sería el decrecimiento de la población, al ser las tasas de natalidad inferiores a las de mortalidad.
4.1.3.- El crecimiento de la población
A lo largo de la historia del ser humano sobre la Tierra la población ha experimentado un crecimiento, que en el pasado fue muy lento, e incluso con momentos de estancamiento y de retroceso.
Evidentemente, los datos son poco fiables, pero aun así se pueden hacer algunas estimaciones generales:
· en el Neolítico se dará una primera “explosión demográfica”, vinculada a la revolución técnica, si bien es muy difícil dar cifras
· a principios de la era cristiana se calcula una población mundial de unos 250 millones de habitantes (Colin CLARK)
· para duplicarse, esta población necesitó 16 siglos, calculándose para 1600 una población de 498 millones de habitantes. En este proceso hay al principio una época de decrecimiento. Desde el XI comienza a aumentar la población, aun cuando hay períodos de grandes descensos, siendo paradigmática la epidemia de peste negra en Europa a mediados del XIV
· el siglo XVIII marca el comienzo de la segunda gran expansión demográfica, vinculada ahora a la Revolución Industrial y las otras revoluciones (agrícola, de transportes...) que la acompañaron. Para 1750 TREWARTHA calcula unos 800 millones de personas
· sólo 150 años después, al inicio del XX, la población se ha vuelto a duplicar, alcanzándose para 1900 unos 1650 millones de personas
· el siglo XX marca una tercera fase de expansión demográfica, que se da ahora a un nivel sin precedentes, siendo unos 2500 millones en 1950, 5000 millones en 1987... y unos 6300 millones en la actualidad
Actualmente el crecimiento de la población es por tanto el mayor que se ha conocido nunca, si bien hay que señalar que los contrastes regionales son enormes, y así, mientras algunos países desarrollados, como España o Italia, han estado incluso en cifras de decrecimiento, en otras zonas la elevada natalidad lleva inexorablemente a problemas de superpoblación. Junto a ello, hay que señalar que en los países desarrollados se está dando un envejecimiento de la población y una atracción de inmigrantes, mientras en los países menos desarrollados se produce una emigración muy intensa, y la población es muy joven. Las previsiones generales son muy diversas, y mientras algunos autores apuntan a los riesgos de una superpoblación creciente, otros hablan de que se producirá un decrecimiento en la población mundial en las próximas décadas. Con todo, la diferencia entre los países ricos y los países pobres persistirá, como en el resto de ámbitos.
4.2.- La adecuación entre población y recursos y las políticas demográficas
La polémica entre los que opinan que existe un grave problema de adecuación entre población y recursos disponibles y los que, por el contrario, son optimistas al respecto, es muy antigua. De las ideas sobre esta cuestión surgen diferentes puntos de vista, y así, distintos planteamientos de políticas demográficas.
Cuando hablamos de recursos nos referimos a cualquier sustancia o propiedad física que puede utilizarse para satisfacer necesidades humanas. Así, no solamente se alude a los recursos alimentarios, aunque no cabe duda de que éstos son los principales, por lo que nos centraremos más en ellos, ya que marcan una primera diferenciación entre países ricos y pobres.
En relación a estos recursos alimenticios, el crecimiento de la producción a nivel mundial es constante, si bien el ritmo es mucho más intenso en los países desarrollados que en los subdesarrollados, habiendo todavía hoy multitud de países donde hay escasez o insuficiencia de alimentos. El hambre no está ni mucho menos erradicada de la tierra, y, desgraciadamente, las perspectivas no son optimistas para el futuro, dado el crecimiento de la población y el incremento de la brecha Norte-Sur.
Si bien podríamos remontarnos incluso a PLATÓN y sus tesis de la población estacionaria para conseguir la estabilidad del Estado, o a las hipótesis contrarias de SANTO TOMÁS, quien afirmaba que las ciudades más prósperas eran las más pobladas, el punto de inflexión sobre las teorías en la adecuación de población y recursos es la obra de MALTHUS “Primer ensayo sobre el principio de la población”, de 1976. En ella lanzaba su hipótesis de que el progreso social está limitado por el crecimiento de la población, ya que, mientras ésta muestra una tendencia a aumentar de forma geométrica, los recursos alimenticios lo hacen de forma aritmética. Así, el crecimiento de la población supera la posibilidad de recursos, salvo que haya obstáculos como guerras, epidemias, hambres... que frenen ese crecimiento. Malthus era partidario de que las sociedades limitasen, de forma natural, su propio crecimiento.
Con esta hipótesis se abrió una polémica que aun sigue vigente. Existen partidarios (neomalthusianos) y detractores (antimalthusianos), que han motivado diferentes políticas pronatalistas o antinatalistas. En definitiva, respecto al crecimiento y evolución de la población mundial existen dos posturas, que proceden de antiguo, en las que se traducen diferentes concepciones, que son también filosóficas y morales:
· una es al de los que ven el futuro con optimismo y creen que el crecimiento de la población es bueno y conveniente. Aun reconociendo la innegable realidad de que en el mundo hay mucha miseria, malnutrición y hambre, consideran que no es un problema del aumento de la población, sino de la mala distribución de los recursos, que son suficientes si se utilizan bien
· la contraria es la de los que ven el futuro con pesimismo y creen que el ritmo actual de crecimiento de la población y la explotación de los recursos terrestres lleva a una situación de desastre humano y ecológico para la Tierra, y por tanto, hay que poner freno al crecimiento y tomar medidas para que no prosiga la forma actual de explotación de los recursos
· en el término medio están los que creen que conviene un cierto freno al crecimiento, unido a un intento de lograr distribuir mejor los recursos
Como en otros campos, las posturas ideológicas suelen tener una traducción práctica, y así ocurre también en las cuestiones demográficas. Se entiende por política demográfica la existencia de medidas tomadas por un gobierno o autoridad competente para incidir en los resultados demográficos. Esto es, hay una estrategia para lograr una determinada pauta de comportamiento demográfico de la población. La intervención directa del Estado sobre las variables demográficas es hoy una realidad, si bien con diferente intensidad según países. Además, múltiples medidas tomadas desde el poder, pese a no incidir de forma directa sobre las variables demográficas, pueden tener efectos indirectos que, finalmente, condicionan la evolución y características de la población.
La política demográfica puede encaminarse a influir en cualquiera de las variables demográficas, si bien es especialmente importante sobre las migraciones y la natalidad, aun cuando hay otras internas que tratan de redistribuir la población, que también son fundamentales en el ámbito nacional. En cuanto a las migraciones, es habitual, como vimos, poner frenos y trabas a ésta. Respecto a las relativas a la natalidad, se pueden ver políticas pronatalistas y antinatalistas:
· las políticas pronatalistas vienen dadas por el intento de los gobiernos de favorecer el aumento o mantenimiento de elevadas tasas de natalidad. Se llevan a cabo mediante medidas quee propicien tener hijos, como descuentos para las familias numerosas, mejoras fiscales, dificultad de acceso a medios anticonceptivos, propaganda, fomentar que la mujer no trabaje fuera de casa, gravar fiscalmente a los adultos solteros, alargar los permisos de maternidad, permitir horarios reducidos por lactancia...
En la actualidad, lo más frecuente en el mundo desarrollado es que haya políticas pronatalistas, debido a los problemas planteados por la baja natalidad y el envejecimiento de la población.
En los países subdesarrollados, por el contrario, la tipología es mucho más amplia, teniendo peso fundamentalmente estas políticas pronatalistas en aquellos países dominados marcados por el peso de los aspectos religiosos en la sociedad, como los islámicos
· las políticas antinatalistas se sitúan en el extremo contrario. Los gobiernos tratan de frenar el crecimiento de su población mediante medidas políticas, desarrollándose medidas como no establecer ayudas o subvenciones ni desgravaciones por hijos, permitir el aborto, facilitar el uso de anticonceptivos, campañas de esterilización, promoción del matrimonio tardío... En muchos países subdesarrollados se están llevando a cabo políticas antinatalistas, que parten en muchos casos de la educación de la mujer, a la que se trata de hacer ver las mejoras que puede proporcionar tener un menor número de hijos, tanto en su propia vida como en la de éstos, además de ser luego generalizable al conjunto de la sociedad. Un caso paradigmático de estas políticas es el de China, donde las trabas para tener más de un hijo son enormes, lo que ha llevado en muchas ocasiones al infanticidio selectivo de las niñas, al preferirse el único descendiente varón.
En cualquier caso, los programas de planificación no son siempre eficaces. El descenso de la fecundidad depende mucho más de las motivaciones de las personas que de la tecnología y de los esfuerzos gubernamentales. Para lograr reducir la fecundidad debe existir el deseo de los individuos de tener familias más pequeñas, por lo que no basta que los programas se planteen casi como un problema sanitario, sino que debe llevar aparejado un cambio social que permita el cambio de las motivaciones de las parejas para determinar el tamaño de familia deseado.
5.- CONCLUSIONES. EL FUTURO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL Y SUS REPERCUSIONES EN LAS SOCIEDADES
A lo largo del tema hemos visto algunos de las características básicas de la población mundial, tratando de mezclar el nivel teórico con el de la realidad. Para finalizar, queda plantearse, aunque sólo sea brevemente, cuál es el previsible escenario de futuro, y cuáles pueden ser las repercusiones.
La tendencia actual es clara, y las previsiones de la ONU se mueven en parámetros en los que no cabe el estancamiento o decrecimiento, sino sólo la mayor o menor medida de crecimiento. Las hipótesis más pesimistas hablan de 10000 millones de personas ya para el 2015.
Aun así, hay que diferenciar. Parece claro que en el mundo desarrollado, la tendencia es de crecimiento natural de la población muy bajo, o incluso negativo, si bien éste se puede paliar mediante la inmigración, que es una de las notas fundamentales del nuestra época. Mientras tanto, en el mundo menos desarrollado, las tasas de crecimiento natural siguen siendo en general muy altas, lo que motiva que la única salida para muchas personas sea la huída hacia los paraísos del norte. Así, las migraciones son cada vez más frecuentes, tanto las legales como las clandestinas, marcando problemas tanto en las sociedades de origen, al salir la población joven en edad de trabajar, como en las de destino, donde se generan situaciones de rechazo e intolerancia. Así, ya hay muchas voces que piden que se mejore la situación mundial, a fin de evitar la miseria económica, tanto desde puntos de vista morales per se, como desde el propio interés de los países ricos, que, para evitar la “invasión”, deben generar cambios en la desigual distribución de los recursos a nivel mundial.
Además, el ritmo de deterioro del planeta es muy grande. Parece evidente que a mayor crecimiento de la población, mayor utilización de los recursos, lo que lleva a que muchos autores planteen que estamos llegando a un callejón sin salida. El hecho de que Malthus no acertase en sus predicciones, debido en buena medida a que no podía contar con el desarrollo tecnológico, no debe hacernos olvidar que, por muchos avances tecnológicos que haya, los recursos son, por definición, finitos, y que la Tierra no puede soportar eternamente las brutales agresiones a las que el ser humano la somete. Así, el crecimiento de la población no atañe sólo al estudio de la población como tal, sino que tiene implicaciones sociales, económicas, políticas... y ecológicas.
Por otro lado, en este mundo sin fronteras para los capitales, los intercambios comerciales y el movimiento de todo tipo de servicios, siguen permaneciendo como fronteras esenciales aquellas que afectan a la población. No obstante, la necesidad supera con creces los obstáculos, y no se va a poder impedir que siga habiendo una entrada masiva de inmigrantes en los países ricos. Este hecho, aun cuando no debe verse como estrictamente negativo, sí puede tener consecuencias derivadas de tensiones sociales y de desequilibrios de todo tipo, tanto en las sociedades emisoras como receptoras. Así, parece más lógico, y también más justo, que un mejor reparto de la riqueza lleve a que, en los países más pobres, puedan darse las condiciones que permitan condiciones de vida digna para sus poblaciones, lo que, sin duda, generará también nuevas concepciones en cuanto al deseo de tener hijos.
Por último, señalar que el incremento de la población no puede verse aisladamente del crecimiento de la urbanización a nivel planetario. En muchas partes del mundo, principalmente del subdesarrollados, hay enormes ciudades donde se hacina una población en busca de sobrevivir, lo que provoca tensiones que se pueden ejemplificar en ciudades como México, Bogotá, Río de Janeiro, Calcuta, Lagos o muchas otras. Las condiciones de vida en los grandes cinturones de miseria son el caldo de cultivo de la marginación y las actividades delictivas más diversas, tanto en la calle, como desde los propios Estados o las altas esferas de algunos países, como se puede ver en el asesinato de “meninhos da rua” (niños de la calle) en ciudades de Brasil y otros países sudamericanos. Estas ciudades saturadas generan tensiones sociales que rebasan cualquier marco que podamos ver en nuestras ciudades occidentales, muy pobladas, pero con medios para evitar, al menos en gran medida, estas situaciones. En definitiva, la diferencia principal, a cualquier nivel, está en el grado de desarrollo, que motiva, también en el caso de los aspectos demográficos, las enormes diferencias que hay en el mundo.
He encontrado por casualidad esta página. Veo que estáis publicando el temario de oposiciones.Me alegro.
ResponderEliminarVoy a colocar en nuestro blog el enlace.Vinculado a trabajo de Patrimonio en el aula. Desde el IES Rafael de la Hoz de Córdoba.
http://patrimonitoscordoba.blogspot.com/
Fabuloso trabajo. Muy buena aportación para los que queremos actualizar los temas para este año. Muchisimas gracias. Pepe
ResponderEliminarBuena aportación la de este blog.
ResponderEliminarCorrijo un dato: la población actual actualmente es ya de casi 6.800 millones y llegará 7000 millones en tres años.
Fuente "El País" (13/03/2009)
Muchas gracias a todos, algunos temas me los habían pasado, otros los copio y otros voy haciéndolos pero lo tengo parado porque parece que para las próximas hay cambio de temario. Un saludo.
ResponderEliminarEs un buen tema, lo que le falta para que el estudio sea mas ameno son algunos graficos,fotografias, etc.Pepi.
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